viernes, 4 de septiembre de 2020

Puertas del cielo.

Así se me abran de nuevo las puertas del cielo, cómo he de confiar, en que otro cuerpo más me acompañe a sostener parte de este peso


Habito en otras vidas, me establezco con comodidad pero ya nada parece aguantar mi densidad


Traspasa mi alma nada más, cayendo al vacío infinito que existe al otro lado de este portal, dejándome más fragmentada que un cristal


No tomes nada por sentado


Que los besos robados son un paraíso y al instante arena seca de un desierto inmortal, que las inquebrantables promesas se esfuman con un soplido como espuma amarilla en el mar


Y guardas en tu interior tanta de aquella supuesta realidad, sintiéndote seguro, pleno y en paz hasta que de tanta ilusión guardar tus paredes se terminan por agrietar


Y expuesta queda la fantasía

Y sobre tus hombros se cierra el telón


Lo que no vibra aquí más, lejos se debe quedar

Fortaleza que el tiempo y la experiencia te han hecho adquirir, de lo que puedes estar orgulloso de ti


Soltar ya no es un problema, (creo, que) soltar ya no es un problema.


Pero ahora que se abran de nuevo las puertas del cielo, cómo he de confiar, cómo encarcelo estas ganas fervientes que tengo de amar


Y al sentirlo, cómo descifrar el desarrollo natural de su autenticidad. 


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